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domingo, 20 de mayo de 2012

La Antidemocracia Castillista


Lo decidido por la Junta Electoral del Radicalismo en víspera de una elección interna, ha dejado patitieso a más de uno, propio y extraño porque también ha dejado al descubierto la inocultable vocación antidemocrática de un sector del radicalismo que se encolumna en la impronta del proceso de Reorganización Nacional, es decir, el “Castillismo” y el Brizuelismo”, en franca oposición a lo que proponen las nuevas generaciones de radicales, nacidos y crecido a la luz del regreso de la democracia.
  
Si la intención de Oscar Castillo y Brizuela del Moral ha sido la de unificar al partido, disperso luego de la derrota del 13 de marzo,  podemos asegurar que la estrategia no ha sido la más adecuada ya que no se construye excluyendo, sino incluyendo, para detener la casi inevitable fuga de militantes que buscan un futuro más democrático y participativo.
  
Alejando Páez, el gran damnificado en términos de partido, ha salido beneficiado y absolutamente fortalecido en esta compulsa que nada tiene de racional, ya que en su larga trayectoria de rechazos, ninguneos y zancadillas, hace pensar al electorado que en realidad, los popes del radicalismo le tiene  miedo a este joven dirigente que se ha ganado, solito y sin un mango, nada menos que el municipio de Andalgalá, uno de los más ricos de la provincia.
  
Estuvimos hablando con él y nos aseguró que lo decidido por la junta electoral no lo sorprendió para nada y que a pesar de ello, sigue firme en su decisión de refundar el radicalismo desde Andalgalá, siempre a partir de la militancia y el compromiso para con la gente que es el principal destinatario del accionar de los dirigentes.
  
Por de pronto, en los próximos habrá novedades acerca de una importante convocatoria que se realizará desde el Comité Departamental de la UCR de Andalgalá, para debatir la actual situación partidaria, el rol de oposición que le tocará asumir y los pasos  seguir.
  
Lo que no nos cabe dudas es que Castillo y Brizuela comenzarán a jugar a perder, apostando solamente a ungir cinco o seis diputados (amigotes  y/o parientes de ellos), legitimando el poder de turno, tal como lo hacía Ramón Saadi luego de su estrepitosa caída, que lo condujo al quinto infierno para que nunca más pueda resurgir. La lógica nos indica que el mismo proceso tendrá como excluyentes protagonistas a los otrora hombres todopoderosos, Oscar Castillo y Eduardo Brizuela del Moral. Nos indica también que el nuevo tiempo radical correrá de la mano de Alejandro Páez.

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